jueves, 3 de octubre de 2013

Decidiré por ti



Captura de una "perlita" vista en Facebook.


Vamos a conceder que el "síndrome post aborto", no reconocido por la OMS ni por la APA ni por nadie, existe. Como sí existe el síndrome post-parto.

Vamos a conceder, por un momento, que alguna mujer pueda arrepentirse de practicarse un aborto. Puede ocurrir perfectamente, por qué no. Aunque en realidad es lógicamente bastante absurdo, ya que el pensamiento sano es: "no tuve un hijo entonces, ¡creo que ahora es el momento!". Y ya.

Pero bueno, digamos que pueda existir ese arrepentimiento. Producto, por ejemplo, de una buena lavada de cabeza de un entorno que te llene de culpa, te llame asesina o pecadora y te trate como a una enferma. Es posible, entonces, que esas culpas le pesen a una parte de la sociedad, aquella que arrastra una cadena con una gran piedra. Aquella que se comporta como un "rebaño" y que inexplicablemente abraza con orgullo la caracterización de "oveja".

Pero aunque se diera ese caso, seguir manteniendo el aborto en la ilegalidad por ese motivo, para prevenir que existan mujeres arrepentidas, es un pensamiento tan paternalista y represor que solo puede venir de mentes ya irreversiblemente arrodilladas.

Lo fundamental de la lucha para la despenalización del aborto no es si se arrepiente alguien de su decisión o no. Lo fundamental es el derecho a decidir. Pensar de antemano en quitar un derecho, solo porque algunos pueden arrepentirse, equivale a decidir por los demás.

"Si quedas embarazada involuntariamente, no podrás abortar. Porque yo decido que es la mejor decisión, y no voy a permitir que decidas lo contrario, pienses o no distinto a mí. No sea cosa que sufras el azote del arrepentimiento, y entonces será tarde."

"Te casarás con X. Nada de contradecirme. Es por tu bien, yo voy a tomar esta importante decisión por vos, no sea cosa que ter arrepientas."


"Vas a estudiar esta carrera universitaria, no vas a decidir vos otra cosa. Creeme, mi decisión es la mejor, te facilitará que no te arrepientas en el futuro cuando heredes mi estudio."


"Nada de guitarrita. Ningún hijo mío va a andar por ahí como un vago rascando una guitarra. Por algo gasté semejante dineral en el piano. Haceme caso, te arrepentirás si no lo haces."


"¿Esos son tus amigos? No quiero que te veas más con esa gente. Y ni una palabra más. Ya lo entenderás cuando seas grande."


"No hija, esa remera no, mamá te compró ésta que te queda mejor."


"No toques eso. Y no hables así, eso no se dice."

"No la dejes subir a ese juego, se va a caer, subila a la sillita..."


Si bien esto puede provocar una sonrisa, lo grave es que el mundo está lleno de gente a la que la han convencido de no decidir por ellos mismos, o peor aún, de que no son capaces, NO PUEDEN, decidir. Entonces desde pequeños se van agachando y encorvando, para llegar a la adultez justo a tiempo para caer con las rodillas en el suelo.
Alguien, en algún lado, decidirá todo por ellos, y no precisamente para su propia conveniencia.

Poder decidir nos da la verdadera libertad. A veces la biología no entiende razones, y simplemente las cosas pasan. Por más que se hayan tomado precauciones. Pero el ser humano busca trascender la biología, y la interviene. Por ejemplo, prolongando nuestra vida hasta 3 veces más que nuestros antepasados. O con la posibilidad de poder planificar la familia y elegir el número de hijos que queremos traer al mundo.

La vida está hecha de decisiones, y el crecimiento de una persona depende de poder decidir sobre su vida.

Coartar la libertad, permitir que el Estado ignore, o peor, decida sobre las personas en favor de una fusión de gametos que ha iniciado su proceso de división celular, es una de las situaciones de violencia más graves del mundo moderno. Violencia que ninguna mujer está dispuesta a aceptar, tal como lo demuestran los más de 500.000 abortos clandestinos por año que se realizan solo en la República Argentina, de los cuales no se escucha el menor arrepentimiento.

1 comentarios:

Lorea dijo...

Excelente comentario. Y realmente es así. Primero, el SPA no existe, ni lo avala ninguna comunidad médica o científica. Segundo, aunque existiera, no es motivo para prohibir el aborto, ni decirle a la mujer como debe llevar su vida sexual y reproductiva.

Gracias por el artículo. :D

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